La Tribu Nómada inicia su andar con el pie derecho y se imponen 20-13 a unas aguerridas Gladiadoras.

De menos a más, con los nervios propios de lo que conlleva el disputar el primer juego de la temporada; donde se pone en práctica todo lo visto durante las semanas anteriores, en las que se pulieron todos los detalles para poner a punto a todas las mujeres que están dispuestas a enfundarse las hombreras, las tablas, los jerseys, las fundas y el casco. Un auténtico empoderamiento pues hacen lo que pocas personas se atreven.

Forman parte de la élite femenil y están dispuestas a reafirmarlo en cada juego que se avecine durante la temporada. El turno de abrir las hostilidades en el Velódromo Olímpico corrió a cargo de las oriundas de Texcoco, la Tribu Nómada y de las Gladiadoras, mismas que se veían las caras por primera vez en su historia.  Evidentemente ambas querían llevarse el histórico triunfo.

El juego inicio lento, pero seguro; mero estudio al rival y adaptándose al emparrillado en cada jugada y minuto transcurrido. Los nervios seguían presentes, pero se iban diluyendo con el transcurrir de las tacleadas y los pases completos. La confianza se iba ganando y transmitiendo en cada grito de aliento de la banca y en las incesantes indicaciones de los coaches. La chispa que detona el cañón estaba por encenderse.

El equipo que nunca se detiene, las que siempre avanzan, fueron las encargadas de traer al invitado a la fiesta, primero por la vía terrestre con el acarreo de Ariana Juárez y después con la combinación de Eréndira Arias y Melissa Nieto. Una primera mitad de ensueño para las mexiquenses que estaban pegando a domicilio.

Pero las gladiatrix no iban a permitir que las foráneas se llevaran todo el espectáculo; ellas también querían su rebanada de pastel y, si no era por las buenas, no dudarían en arrebatárselo a la tribu. Y justo así ocurrió, Olga Fuentes hizo lo propio para su causa y entró corriendo a las diagonales para poner los primeros puntos en favor de las luchadoras romanas. Había juego.

La Tribu Nómada no estaba dispuesta a ceder la ventaja obtenida y mucho menos el iniciar la campaña con un revés, por lo que inmediatamente pusieron a trabajar a una ofensiva que lograba llegar a las diagonales contrarias gracias a María Rodríguez. Con el marcador adverso, pero el ánimo intacto, las Gladiadoras hicieron propio para meterse al juego con el Doblete de Olga, pero el tiempo ya no jugó de su lado. Todo concluyó con el bullicio de un coliseo repleto, que sólo se limitaba a tener los pulgares hacia abajo.

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