Los Rhinos mantienen viva su temporada de ensueño y avanzan a Semifinales tras imponerse 25-15 a los Chargers

Érase una vez, un equipo llamado Rhinos, unos llamados gigantes africanos que llegaban a LEXFA hace un par de años. Pese a lo imponente del nombre adoptado, el conjunto batallaba para darse a notar y sobresalir en una liga por demás competitiva. En ocasiones salían destellos, pequeños haces de luz que daban indicios de lo que podrían llegar a convertirse, pero como todo naciente proyecto, los primeros días/meses/años eran los más difíciles.

En honor a la verdad y sin afán de herir susceptibilidades, se habían convertido en un cheque al portador, una victoria segura para aquellos que se los topaban, pero jamás claudicaron ni retrocedieron, se mantuvieron firmes y estoicos y regresaban temporada tras temporada para seguir superándose y probándose a sí mismos que podían llegar lejos.

Un parón obligado por la pandemia sirvió de mucho, el entrenamiento se mantuvo constante, arduo y con miras a la ansiada gloria que tanto tiempo se les negó. Hoy, todo rinde frutos; poco importó que enfrente estuvieran los Chargers -que también se dieron a notar por clasificar en las últimas semanas con un cierre de alarido-, pues los Rhinos estaban en su apogeo. Su buen momento se vio reflejado en la primera mitad, dominada en su totalidad por ellos y confirmada con un par de anotaciones realizadas por Silverio Abundis y Ernesto Urióstegui.

Los Rayos, sabedores de lo que se jugaban, no tardaron en reaccionar y acortar distancias con el TD de Hans Rangel, pero los gigantes africanos estaban en estado de gracia, el momento era suyo en toda la extensión de la palabra y aumentaron la ventaja gracias al ingreso a las diagonales de René Carmona y Rainer Morgadanes. Tranquilidad absoluta en un presente imperturbable, algo que ni siquiera la anotación de Abraham Cerón -por parte de los Chargers– logró cambiar.    

El cuento de hadas todavía no termina, las páginas se siguen escribiendo una tras otra en una obra que, hasta el momento, parece no tener fin. Los protagonistas se niegan a tener un último capítulo, se niegan a poner el punto final, no piensan en los créditos ni en cómo culminará todo pues todavía faltan muchas letras por ser plasmadas en la historia de los Rhinos.

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