Como ha sido costumbre, la tribu viene de atrás y rompe todos los pronósticos al derrotar 25-12 a los Delfines Acero
El dicho del arriero, en la mítica canción de José Alfredo Jiménez, cobra cada vez más sentido: “no hay que llegar primero, sino hay que saber llegar”. Parece ser que los Comanches lo adoptaron como manda, como un canon a seguir. Poco importó su cierre de la temporada regular (2 derrotas consecutivas), no hizo mella su quinto lugar divisional, ellos sabían que todo eso había quedado en el pasado, que los Playoffs son un torneo diferente y que dichos juegos son de momentos.
¿A qué nos referimos? Poco importa el cómo se llega a esta instancia, pues el momento anímico llega a pesar e influir más; eso, más una pizca de resiliencia, son los ingredientes suficientes para cualquier equipo que llegue a Postemporada pues el temple debe mantenerse intacto, sin importar que se encuentren en desventaja. Nadie claudica, nadie retrocede pues todos deben estar en perfecta sincronía para obtener el éxito deseado.
Siendo así -y viendo como ejemplo su juego de comodines-, no es de extrañarse que los Comanches hayan empezado ganando (TD de Luis Varela), porque inmediatamente perdieron su efímera ventaja ante el doblete de César González para la causa de los Delfines Acero. El guion era exactamente el mismo, pero solo la tribu lo sabía pues los plateados desconocían por completo que habían caído en las garras de una falsa confianza.
El déjà vu era inevitable y solo la escuadra ataviada en color negro sabía cómo iba a terminar todo. Dejarían que la dureza marina hiciera lo suyo, que empezaran a sentirse vencedores, aunque todavía quedaba un mar de tiempo por delante. Y fue entonces que todo siguió su rumbo, como una guía, un perverso instructivo diseñado para que los Comanches salieran triunfadores sin importar lo que sucediera pues ya estaba escrito.
Mario ‘Canti’ Moreno, Carlos Zamora y nuevamente Varela, se encargaron de ser los protagonistas de la obra para darle la vuelta al marcador. Una historia que ya habíamos visto tanto en la temporada regular como en la ronda de Comodines, algo que se hace costumbre y que se está convirtiendo en la firma de la tribu. Sufrir, claro, pero aprovechar esos momentos y entender el manejo del partido para, de una u otra forma, salir airosos. Un triunfo de final, ¡A lo Comanche!