Los Black Demons vienen de atrás y, con un cierre espectacular, derrotan 29-26 a Oklahoma para llevarse la Div. III
Como si estuviera destinado, como si aquello hubiera sido grabado en la penca de un maguey, el nombre de los Black Demons y el tazón divisional, unidos, entrelazados, como una prueba ante la ley del monte de que ahí estuvieron, enamorados. Pero como buena historia, siempre hay un tercero en discordia que buscaría separarlos a toda costa, un nacido en Oklahoma que venía a reclamar lo que consideraba suyo por derecho pues los números así lo indicaban.
Considerado como una auténtica marea roja, pues llegaba y arrasaba con todo a su alrededor con tal de conseguir el objetivo anhelado, el brillante tazón otoñal a quien le habían confiado su gusto, los deseos brotaban y temblaba todo el cuerpo de los rojos, pensando en cosas que no se pueden decir. Basta mencionar que buscaba todos los excesos, de esos que, nomás de imaginarse, enchinan la piel.
Su nombre, Gloria. El deseo de ambos, la razón por la que batallaron durante siete largas semanas ante otros catrines que buscaban cortejarla y que terminaban con la cara al sol, los traía ante este solemne momento. La ventaja le pertenecía al llamado demonio de ébano, la damisela estaba de su brazo, pero el galante escarlata no venía a pedir permiso, el vendría a tomarlo todo sin importar quién se atravesase en su camino. Bastaba con su frase inicial “Por alguien como tú, por Dios que dejo todo” y, sin miramientos, arranco la penca del maguey que contenía el amor jurado entre aquellos enamorados.
La mecha corta y las palabras pocas; ambos dejaron las cortesías y el caballerismo para enfrascarse en una batalla sin cuartel. Puños y guardia arriba, mientras Gloria aguardaba pacientemente, esperando que su pareja defendiera su honor, aunque su inicio no era nada prometedor, solo un golpe conectado (TD de Alejandro villanueva) por tres recibidos (anotaciones de ‘Scrappy’ Sánchez, Toño Ayala y Rubén Hernández).
Pero vale más un buen amor que mil costales de oro. Valgo mucho, junto a ti y soy muy feliz contigo, vales mucho para mí y con el corazón te lo digo. El Demon se lo dijo a si mismo para recordar lo que ella significaba para él y reincorporarse para seguir en pie de guerra. La dosis fue regresada de la misma forma pues ahora el demonio de ébano daba tres certeros golpes (TD de José Manuel Carrillo y doblete de Iván Salinas), mientras que el de Oklahoma se conformaba con un solo testarazo (anotación de Luis Plata) que de poco sirvió pues ya estaba noqueado y fuera de combate.
Tal vez no crean las cosas extrañas que veían sus ojos, incluso pudieran llegar al asombro, pero le nuevas pencas le brotaban a aquel maguey. Cosa curiosa, pues los nombres de ambos todavía seguían marcados. Gloria, eterna para el Black Demon.