Los Gamos CUM no logran mantener su ventaja y obtienen su primer descalabro, por 38-20, cortesía de los Silverbacks
Hay ocasiones en donde se intenta hacer hasta lo imposible por defender y refrendar aquello que caracteriza a un equipo, en especial cuando se tiene el mote de ser el equipo que nunca se rinde. Incluso nos atrevemos a decir que les pone una presión extra a los dueños del sobrenombre porque nos venden una idea, un propósito, una promesa, algo que jamás ocurrirá.
Y no es para menos, nos acostumbra a verlos encumbrados por lo que la expectativa hacia ellos siempre estará presente y vigente, lo sabemos quienes los vemos, quien redacta y quienes asisten cada semana a verlos (a destacar que suele ser un nutrido número de aficionados). Ellos responden con creces e inician ganando (TD de Alfredo ‘Rice’ Barrueta), pero el rival también cuenta y vale el doble cuando se hacen llamar los machos alfa.
El choque de egos no se hace esperar, los Silverbacks saben que, tanto en la selva como en la vida, solo uno puede ser el líder absoluto. Los homínidos responden al reto (TD de Christhian González), el coque no se puede evitar y esto solo sirve como un prólogo para lo que nos espera en el resto del partido: alguien que no se rinde y un macho alfa, el final no será grato para ninguno.
Los gorilas aprovechan y anotan nuevamente (vía Edgar Rivera) para llevarse un parcial triunfo al descanso, lo cual solo dura eso pues los Gamos reaccionan inmediatamente con un TD de vestidor (Javier Ávila). Hay juego, el tercer cuarto funge como el pico más alto en el partido con el intercambio de ventajas entre los protagonistas. El equipo que nunca se rinde suma otra vez de seis (anotación de Irving Durán), pero un doblete de Pablo Aguilar pone los números en favor de los machos alfa.
Los astados van cediendo, el Silverback los tiene contra las cuerdas, acorralado, por primera vez temeroso y confundido pues no estaba en el libreto todo lo que ha ocurrido. Comienzan las distracciones, la ventaja es cosa del pasado y el partido que era suyo ahora ha quedado en el olvido. Los homínidos aprovechan los errores e ingresan en dos ocasiones más a la zona prometida, todo está escrito. La gloria, el triunfo, la lucha de egos y orgullos es del macho alfa, aquel que ha logrado demostrar que si se puede rendir al que nunca lo hace.