Los Búfalos borran del mapa a los Chivos Negros y, con un contundente triunfo de 35-6, logran su boleto para disputar el Tazón
Se acabo el cuento de hadas, la inercia y los embrujos que tenían los Chivos Negros en su costal quedaron atrás, todas las reservas fueron utilizadas para derrotar a los Aztecas y no hubo tiempo para hacerse de más tónicos, ingredientes y demás artilugios necesarios para hacer lo suyo, para echar el mal de ojo y contagiar a sus rivales con su esencia onerosa y ominosa, pues, es bien sabido que quien se topa con los cabríos sale muy perjudicado por cuestiones misteriosas e imposibles de describir.
Pero esta vez no fue el caso, no fueron precavidos y pusieron todos los huevos en una canasta. En el papel funcionó porque llegaron a la antesala del partido grande, pero no contaban con que el rival que tenían enfrente era el máximo candidato, el favorito al título, el líder de la División II-B que regresaba después de una larga temporada de ausencia a reclamar su título del gigante americano: Los Búfalos.
Y así fue, el que pega primero, pega dos veces. Con dos ingresos a la zona prometida (una de ellas realizada por Javier Rueda) los cíbolos se quedaron con el protagonismo de la primera mitad en la que prácticamente borraron a los Baphy que poco y nada pudieron hacer ante el poder ofensivo que desataban en cada embestida, haciendo imposible el poder resistir y contener lo recibido con cualquier ‘abracadabra’.
La segunda mitad no cambió para nada, solo reafirmó lo visto en los primeros dos episodios pues los Chivos Negros no veían como sacudirse la presión ni tampoco hallaban la fórmula correcta para conjurar los hechizos necesarios en contra de sus rivales. Nada funcionaba, todo era repelido o carente de cualquier efecto, por el contrario, todo intento les salía contraproducente pues era revertido al recibir un par de anotaciones, nuevamente orquestadas por Javi Rueda.
Un último episodio, aquí se tenía que ir por todo o simplemente tirar la toalla y esperar el inevitable final que el destino tenía preparado para los Chivos. Como pudieron y con lo que tenían a la mano, lograron mencionar las palabras adecuadas para perpetrar la defensiva de los gigantes americanos y poner una honrosa anotación para su causa, la cual fue realizada por Gustavo Rico. Admirable, pero insuficiente.
Y ahí quedó todo, no había nada más para los Baphy que simple y sencillamente cerraron su libro de hechizos -uno muy parecido al Necronomicón-, dando carpetazo final a su participación en el certamen. No hubo más, una sonrisa se dibujó en su rostro, satisfechos por lo realizado en el torneo y aceptaron el destino que les aguardaba con una nueva anotación (póquer de Javier Rueda). El Búfalo ya prepara una nueva embestida en lo que pinta ser una Final épica ante los Dragones Aztecas.