Los Sooners se proclaman campeones de la División III al vencer 29-14 al conjunto de Orcas.
El otoño ha quedado plasmado en la memoria colectiva de todos aquellos que fueron parte de tan grandiosa temporada, una huella perenne, una historia cuyas letras han quedado plasmadas con tinta indeleble y, desde ahora, forman parte de la memoria colectiva de todos los involucrados en el certamen.
Fue de revanchas, de redenciones y segundas oportunidades, el claro ejemplo eran los dos finalistas de la División III: Orcas y Sooners, mismos que han buscado incansablemente el trofeo, pero por una u otra cosa se les ha negado. Muchas veces el rival fue mejor y otras tantas se autodestruían y se consumían poco a poco por lo errores cometidos.
Y Siempre está la excepción a la regla, aquello en donde todo lo malo se va, la suerte sonríe, se compagina con la calidad y el talento haciendo que todas las piezas embonen a la perfección y que todo el trabajo realizado semana a semana se vea recompensado. La balanza se inclino de lado de ‘Los Primeros colonos’, que en una primera mitad de ensueño se impusieron con tres anotaciones, una de Abraham Correa y un par de Julio Bustillos.
Más que anotaciones, eran arponazos letales para ‘Las Ballenas asesinas’, que no lograron emular las hazañas realizadas por uno de sus célebres ancestros, Moby Dick, aquel cachalote albino quien era un auténtico terror para cualquier embarcación que transitaba por aguas chilenas. Las Orcas apenas dieron atisbos de reacción con Armando Ángeles y Aldo Buenrostro, quienes hicieron lo propio para acercarse a sus contrarios.
Para que la cuña apriete…
Pero la férrea batalla entre hombre y bestia concluyó con el último TD de Bustillos, aquel que en el pasado defendiera los colores de los cetáceos hoy se convertía en su verdugo, el ladrón del trofeo, quien los privó de cualquier esperanza al anotar por última vez, llevarse el de la MVP de la Final y un ansiado campeonato que se había negado por tanto tiempo. Felicidades Sooners, la gloria es suya. Orcas, cada vez están más cerca, no claudiquen. Los vemos en primavera.