Los Cowboys se quitan el yugo medieval al vencer 18-12 a los Knights.
Todo inicio tiene un final y viceversa, la Temporada Primavera concluyó con el “Campeón de campeones”, los jerarcas de las divisiones I se veían las caras para cerrar con broche de oro su excelsa temporada, pudiera ser una copa de chocolate, algo meramente amistoso, pero cualquier competencia que involucre un trofeo, merece ganarse.
Los Knights se llevaron el triunfo a casa, el partido sirvió como cerrojazo primaveral y era más que justo que la temporada otoñal iniciara con el mismo juego para ambos conjuntos, uno que, sin duda, está agarrando tintes clásicos, esos que poco a poco suben de intensidad, que se tachan en el calendario y que, obviamente, se buscan ganar a como dé lugar.
Los Cowboys tenían la espina clava, no se podían dar el lujo de caer nuevamente. La nueva versión luce más punch a la ofensiva, se notan más rápidos y certeros, atributos que pronto explotaron al inaugurar el marcador a su favor con la anotación de Donovan Hernández. La algarabía se traslado a las gradas y el ambiente era inmejorable.
Nada mermaba a ‘La Estrella solitaria’, ni siquiera el recibir una anotación en contra, se levantaron e interceptaron el intento de conversión de los Knights para atravesar todo el emparrillado y regresarlo al otro extremo del campo por cortesía de Bruno Salazar. Una vez que los llamados ‘Niños bien’ estuvieron de cara al sol, sólo quedaba dar la estocada final misma que llegaría a manos de Joseph Acosta.
El trabajo estaba hecho, los Cowboys podrían retirarse tranquilamente a su condado después de dar cátedra en la primera mitad, incluso se dieron el lujo de bajar las revoluciones y mostrar cierta clemencia ante unos Medievales que, pese a todo, lograron acercarse con una solitaria anotación en el complemento. Muchas bajas, poco espectáculo, pero un gran corazón. Esperemos ver una revancha.