Los Aztecas Ojo de Agua vienen de atrás y les cortan las alas a los Zopilotes que caen 14-16.
Un duelo cerrado, incluso llegó a ser carente de emociones porque ninguno de los dos equipos se hallaba en el campo, los mexiquenses llegaban sin su Head coach y los carroñeros venían en menor número (a comparación de la semana pasada). De hecho, costó trabajo romper el cerrojo mismo que se negaba a ser abierto por la gran labor a la defensa que hicieron ambos conjuntos.
Y fueron las mismas defensivas quienes provocaron los primeros puntos del marcador con un par de Safetys, primero para ‘La Parvada negra’ y después para ‘El Imperio tenochca’. Las ofensivas no podían quedarse atrás y también lazaron la mano para poner su granito de arena, primero con la anotación de los Aztecas (José Manuel Pechir) y después para los Zopilotes (De Joatam Carrasco a Joshue Dávila).
La paridad de fuerzas era innegable, el partido se tornó ríspido, soso, nuevamente se entró a un callejón sin salida en el que albergaba un caos total, pero no se vislumbraba ningún claro vencedor, nadie cedía, todo se mantenía en su sitio. Como dirían en el argot luchístico “Para cada llave, hay una contrallave” y así se puede seguir hasta que alguien se dé por vencido.
El Zopilote logró quitarse el castigo que implementaba El Azteca y, para sorpresa del beneplácito, pusieron a sus rivales con espaldas planas con la famosa ‘casita’, 1… 2… y no llegaba la tercera palmada, aunque si un TD provocado por la dupla Jo-Jo (Joatam y Joshue). El oriundo de Ojo de Agua se levantó cansado, con los pies temblorosos, pero con un semblante retador, invitando e incitando a su rival a que lo atacara, algo planeaba…
El rudo calló en la trampa, apenas iba a golpear al rival cuando este tomo su brazo y lo llevó a la lona con una contundente palanca al brazo, el público se levanta y clama la rendición, pero el carroñero se limita a gritar de dolor. El referí pregunta “¿Te rindes?”, pero este niega con una mentada de madre, parece que se suelta del castigo, pero El Azteca (con el TD de Luis Díaz y la conversión de Jair Mendoza) aprieta con lo último que le queda de energía, lo suficiente para sacarle el grito de “Me doy” al rudísimo carroñero y, después de un intenso combate, salir del ring vitoreado, en hombros y con el brazo en alto.