El ímpetu de los Black Thunder no es suficiente y terminan cayendo 28-18 ante unos efectivos Cowboys.

El juego está anotado en el calendario de ambos equipos. Cada temporada se revisa si se verán las caras nuevamente pues el duelo ya tiene tintes de clásicos y por algo nació el mote de “La batalla de los cielos”. Un capítulo más en esta rivalidad que crece en cada golpe recibido y cada anotación concretada. La estrella, el trueno y un cielo despejado, como un buen lienzo para plasmar la obra que se estaba por presenciar.

Brillo solitario
El primer cuarto nos trajo una cara de los Black Thunder a la que estamos acostumbrados: Recios y con la adrenalina a tope, sabedores que previo a la pandemia perdieron un tazón frente a los Cowboys y por ende se sentía ese ánimo de revancha en todo el equipo. Pero se quedó en eso, la intensidad no pudo ser plasmada en el marcador pues tanto Michael Ramos como Alejandro Garza apagaron al trueno e impusieron su brillo estelar.

Tanto va el cántaro al agua…
… Que termina por romperse. El refrán solo representa la insistencia mostrada por los herederos de Thor que no cedieron en sus intentos por hacerse del control del juego hasta que la recompensa vino justo al inicio del segundo cuarto. Un regreso de patada de Guillermo Villarreal acercaba a los del trueno y le dejaba un claro recado a los Vaqueros. Saldrá caro salir victoriosos.

El cielo retumba
El regreso inmediato en el marcador fue solo el inicio, una premonición de lo que sería la apoteosis de los Black Thunder pues no dejaron de pisar el acelerador y aprovecharon el momento anímico que tenían a su favor para darle la vuelta a los cartones y poner los números de su lado por conducto de Hugo Perusquia y una más de su capitán Villarreal. Los truenos eran ensordecedores y anunciaban una tormenta para la estrella solitaria.

Y costó
Es curioso cómo se dan las cosas, muchos mencionan que imponerse en este tipo de juegos tiene un costo, un sacrificio, algo que pide a cambio Nike, la diosa de la victoria. El pago fue muy caro, muy elevado para la estrella solitaria quien veía como se iba en la camilla uno de sus jugadores, ‘El pokemón’ (a quien se le desea todo el apoyo y una pronta recuperación). Aquello solo sirvió para que los Cowboys iluminaran el emparrillado y a sus jugadores con su mítico brillo para dar la vuelta al marcador (TD de Igor Vázquez y Eduardo Mondragón) y llevarse la batalla de los cielos por segunda ocasión consecutiva.

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