Los Toritos Texcoco dejan atrás los fantasmas del otoño y, con un 25-19, se alzan con la victoria ante los Zopilotes

Fue mucho castigo el que recibieron la temporada pasada -de hecho, fue la misma tónica para ambos-, jugar bien al football pero enfrentaban a rivales que entraban en estado de gracia y, pese a todos sus esfuerzos, no lograban terminar con la mano en alto pues llegaban a perder ventajas de forma increíble o simplemente no carburaban a la ofensa o defensa; por lo tanto, el verlos enfrentándose era el morbo que se necesitaba para aderezar su partido.

Por más duro y difícil que pueda leerse, había una pregunta que rondaba los aires del Velódromo Olímpico ¿Quién será el menos salado? Podría ser una parvada negra, ávida de revancha o los pequeños bravíos que querían dejar atrás el ‘Ya merito’. Las anotaciones de ambos en el primer cuarto (Erick Flores de los Zopis y Roberto Villeda de Toritos), solo postergaban aún más esa respuesta.

Justo antes de que concluyera la primera mitad, los carroñeros aprovecharon la única oportunidad de peligro que tuvieron ambos conjuntos para ponerse al frente con el TD de Octavio Carrasco. Los Zopilotes al fin volaban y merodeaban al animal de la cornamenta, creyendo que en cualquier momento caería para comenzar con su festín celestial.

Pero nah, todavía no era momento de celebrar y menos cuando ofrecieron un tercer cuarto digno para el olvido. Los Zopilotes fueron víctimas de la cegadora confianza y quedaron a merced de los Toritos quienes, ni tardos ni perezosos, recompusieron el camino para alcanzar a los volátiles (TD de Raziel Chávez) y dejar la mesa puesta para un final de fotografía.

Y no defraudaron, los pequeños bravíos se dejaron atrapar por la inercia positiva que tenían a su favor y pegaron nuevamente con la anotación de Paco Flores. Al fin lograban adelantarse en el marcador, pero los carroñeros no querían ser el primer escalón y pronto encontraron el empate por conducto de Hiram Gayosso. Aquello parecía que no tendría fin, que el empate y el juego gratis era inevitable, pero los de Texcoco andaban en pleno apogeo. Y así, en el último suspiro del partido llegaron una vez más a la zona prometida (TD de Sergio Rodríguez) para exorcizar a los fantasmas de la temporada pasada e iniciar la primavera con un sufrido y merecido triunfo. 

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