Con victoria de 28-6 unos abusivos Pig Machine aprovechan la somnolencia de los Leones Coacalco

En la jungla, tan imponente, el león rey duerme ya; en la jungla tan imponente, el león rey duerme ya…”, canción interpretada por el mítico Timón, fiel compañero de Pumba en el clásico animado de Disney, cuyas letras nos sirven como el preámbulo de lo acontecido en el Velódromo Olímpico pues, una inspirada máquina rosa de la destrucción aprovecho las mermas de la garra del norte. Abuso total.

No bastó
Los Leones de Coacalco venían de un inicio prometedor, dos victorias al hilo con un roster limitado hablaban muy bien de los mexiquenses, el ser aguerridos les valió su mote y dejaban todo en el emparrillado en pos de lograr la victoria. La marcha perfecta los hacia ilusionarse, afianzarse como los llamados caballos negros, las cenicientas, los underdogs de la temporada Back to the football, pero enfrente estaban los Pig Machine, un rival que no doblaría las manos tan fácilmente.

La maquina rosa de la destrucción actuó como tal, no se tentaron el corazón y aprovecharon en gran medida su superioridad numérica -hablando del roster- para darle rotación a su cuadro y mantener la frescura en el equipo, estrategia que funcionó a la perfección pues tan solo en la primera mitad del partido ya iban tres anotaciones arriba.

El golpe anímico fue brutal para los felinos, la garra había desaparecido, se la habían limado y el poder demostrado en los anteriores partidos había quedado totalmente chato. El semblante cabizbajo en sus integrantes era notorio; deambulando, como sonámbulos, esta noche no habría cacería y los porcinos harían de ello sus delicias.

La vie en rose
La vida, la noche, el partido, todo se tiñó de rosa, cual relación primeriza en la que todo sale bien. Los Pig Machine aumentaron la ventaja tanto en ofensa -con una nueva anotación- y a la ofensa, pues la presión insistente provocó un safety para seguir con la máquina bien aceitada. Los Leones, por su parte, aprovecharon un bostezo para clavar ligeramente el diente en sus rivales (TD de Marco Carranco). Una reacción efímera de alguien que, pese a todo, seguía permaneciendo en las tierras de Morfeo.

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