Los Vikingos vienen de atrás, logran entrar al Valhalla y se proclaman campeones al derrotar 12-7 a los Delfines Acero

La División IV nos traería a un nuevo guía, un regidor que se necesitaba con urgencia después de que el anterior rey huyó de sus tierras sin dejar una nota de despedida o instrucciones sobre qué se debía hacer en su ausencia. Sus motivos siguen siendo inciertos y desconocidos pues no hubo algo fuera de lo normal que lo orillara a irse. La comarca no tenía líder y había dos grandes personajes que ansiaban hacerse con el poder para llevar a los suyos a buen puerto.

Los Vikingos, aquellos que venían dejar en el camino a los peligrosos guerreros Jaguares, veían crecidos y con la firme intención de quedarse con el trono. Su instinto de conquistador y cazador eran las mejores cartas de presentación y siempre luchaba en busca de lo mejor para su pueblo, cruel, pero justo; bárbaro, pero misericorde. El terror del norte hacía acto de presencia, llegaba con sus navíos, pero no desembarcaron, no había necesidad, el rival estaba en el mar.

Silenciosos, numerosos y poderosos. Un característico chillido retumbaba en la playa de la comarca cuatro y anunciaba la presencia de los Delfines Acero, unos entes sumamente inteligentes que habían desarrollado un brutal instinto de batalla con tal de reclamar las tierras que fueron suyas hace mucho tiempo hasta que los orillaron a vivir en los océanos. En efecto, los Simpson también lo predijeron y ya sabemos cómo terminó eso.

Igualdad de circunstancias, silencio absoluto y ambos conjuntos esperando a que el rival hiciera el primer movimiento para empezar con el ballet violento y bailar al son que se toque. Aún estando en el territorio marino, los aperlados aprovecharon dicho campo de batalla para nadar contra los navíos vikingos y comenzar con los certeros y efectivos ataques que hundían poco a poco las barcazas de los nórdicos hasta verse abajo en números (TD de César González).

Muy pronto los Vikingos se vieron superados en número, el ver como sus barcos yacían en el fondo del mar despertó el instinto más salvaje que poseían, recordando la brutalidad por la cual fueron famosos a nivel mundial y recobrando ese sentido innato de batalla que les caracteriza. Con todo eso se abalanzaron en contra de los mamíferos marinos para hacerles ver su suerte. Un coqueteo justo y necesario con la muerte, pero no había otra forma de hacerse presente.

Con Cristian Regalado y Alejandro Rodríguez en plan grande (una anotación para cada uno), el terror del norte les demostró a los Delfines el por qué se habían ganado con justa razón ese mote, estaban seguros y conscientes de que no existía un mejor regidor más que ellos, que los aperlados solo buscaban la tiránica venganza mientras que los nórdicos pregonaban el trabajo en conjunto para sacar el barco a flote.

Y así fue como la razón se impuso al impulso. Los Vikingos, aún teniendo todo en contra, lograron apelar a su instinto y a sus años de experiencia para salir bien librados y con el brazo en alto. La comarca ha dejado atrás el oscurantismo y un nuevo rayo de luz y esperanza se asoma en el horizonte. Como si fuera una sucursal de Asgard, así han prometido que será todo bajo el mando de los nuevos soberanos, líderes, reyes, campeones. De aquí al Valhalla.

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